KURT WEILL - SEMBLANZA BIOGRÁFICA
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KURT WEILL,
MUSICAL,
ÓPERA ABIERTA V,
STREET SCENE
Blog del Curso de Extensión Universitaria "Ópera Abierta X: Diez Años de Óperas de Todas las Épocas"
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Publicado por juanluisgx el domingo, abril 26, 2009
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Kurt Weill
Desde muy pronto, Kurt Weill encontró su vocación en el teatro musical. De niño escenificó espectáculos caseros en un salón que conducía a la sinagoga donde su padre servía como cantor. A los veinte años ya tenía una gran experiencia como repertorista y director asistente en teatros y óperas locales. Y ya entonces era consciente de que las composiciones que salían de su pluma estaban inspiradas en algo más que sólo en la música. En una carta a su hermano escribía: “Necesito la poesía para poner mi imaginación en movimiento; mi imaginación no es un pájaro, es un avión”. En algo menos de tres décadas como compositor profesional escribió más de treinta obras para el escenario. Cuando apenas había completado las primeras, había ya asentado tres principios que caracterizarían sus obras a lo largo de toda su carrera: la exploración de nuevos modelos y formas, el uso de elementos tomados de la música popular, y la colaboración con los mejores escritores dramáticos contemporáneos. Fue siempre fiel en su decidida búsqueda del progreso del teatro musical, a pesar de las incertidumbres y circunstancias que rodearon su corta pero intensa vida.
Nacido en Dessau, Alemania, el 2 de marzo de 1900, Weill disfrutó de una gran importancia como joven compositor en su país natal. Estaba considerado como una de las luces más brillantes de su generación, junto a otros como Paul Hindemith y Ernst Krenek. El éxito le llegó rápido: su ópera en un acto Der Protagonist fue aclamada en Dresde en 1926; su primera colaboración con Bertold Brecht Mahagonny Songspiel resultó un gran escándalo en Baden Baden en 1927, y por encima de todas ellas, el sensacional éxito que cosechó desde primera representación en 1928 de la Ópera de los Tres Peniques. Con gran habilidad transformó cada éxito en nuevas oportunidades, y utilizó esas oportunidades para continuar con su búsqueda de toda la vida de crear nuevas obras de teatro musical que fueran a la vez bellas y serias. De hecho, este componente de seriedad comenzó a causarle problemas.
Sus obras a principios de los primeros años 30, como Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny, Die Bürgschaft, y Der Silbersee (con textos de Brecht, Caspar Neher y Georg Kaiser respectivamente) le enfrentó directamente con alguna de las cuestiones que más división política generaban en esa época. La representación de estas obras, a pesar de la gran acogida por los críticos y el público, fueron recibidas con ira y agresividad (en alguna ocasión con alguna reacción violenta) por los nazis y sus simpatizantes. En el momento que Hitler se convierte en canciller de Alemania en enero de 1933, Weill estaba ya claramente considerado como persona non grata, y lo sabía. Huyó a París, para no volver a pisar el país que le vio nacer, el escenario de sus más grandes éxitos hasta ese momento.
Los años en Francia no fueron nada fáciles. De repente era un emigrante, un marginal tratando de salir adelante. Se divorció de la mujer que había sido su esposa los últimos siete años, la actriz y cantante Lotte Lenya. A pesar de todo, siguió componiendo con su habitual productividad. Renovó brevemente su colaboración con Brecht para producir Die sieben Todsünden, un ballet con canto, para Les Ballets 1933 de George Balanchine. También escribió canciones de cabaret, música para Maria Galante de Jacques Deval, y una adaptación para el público británico de su opereta Der Kuhhandel (con libreto de Robert Vambery), titulada nuevamente como A Kingdom for a Cow.
En septiembre de 1935, Weill (reunido de nuevo con Lenya) partió a Nueva York en lo que en principio era una visita profesional por unos meses. Se convirtió en el primer paso hacia un abrazo de corazón con los Estados Unidos, que acabaría con la nacionalización y la ciudadanía americana en 1943. La razón original del viaje fue asistir a la producción del afamado director Max Reinhardt sobre la obra bíblica de Franz Werfel titulada Der Weg der Verheissung, para el cual había escrito Weill una partitura al estilo del oratorio. Finalmente, una versión reducida de la obra llegó a los escenarios en enero de 1937 con el título The Eternal Road. Entre mientras Weill colaboró con Paul Green y el progresivo Group Theatre en una nueva obra anti-bélica: Johnny Johnson. Animado por las posibilidades que le brindaba el teatro comercial en América, Lenya y él (vueltos a casar en enero de 1937) decidieron quedarse.
Weil siguió demostrando una incansable capacidad para encontrar proyectos interesantes, con los que comenzó a labrarse una reputación de hábil compositor en el mundo del teatro musical americano. Colaboró con el importante escritor dramático Maxwell Anderson en la obra Knickerbocker Holiday. Trabajó en Hollywood, componiendo la banda sonora de la película de Fritz Lang You and Me. Recibió un encargo de la comisión que organizó la Exposición Universal de Nueva York de 1939 para escribir Railroads on Parade, un desfile a gran escala que demostró ser uno de los grandes éxitos de la exposición.
A principios de los años cuarenta, obtuvo dos grandes éxitos con Lady in the Dark y One Touch of Venus, que le supusieron el reconocimiento como una de las voces más nuevas y originales en el teatro musical americano. Además le dieron la credibilidad suficiente para correr nuevos riesgos en la búsqueda que marcó su vida. Tras su breve incursión en el cine musical con Where Do We Go From Here?, su siguiente proyecto, la opereta satírica The Firebrand of Florence, estuvo repleta de problemas, desde el guión hasta el reparto, y concluyó tras solo 43 representaciones. Sus siguientes proyectos importantes, sin embargo, consiguieron un alto nivel de éxito y destacado atrevimiento.
Primero fue Street Scene (sobre un guión de Elmer Rice con letras de Langston Hughes), su ambiciosa Ópera Americana, construida sobre los logros de Porgy and Bess; después vino Love Life reconocido ahora como el primer musical conceptual; después Lost in the Stars, basado en la novela anti-apartheid de Alan Paton Cry the Beloved Country. Entre mientras, su ópera folk en un acto Down in the Valley comenzó su carrera de cientos de producciones en escuelas y comunidades a lo largo de todo el pais. A principios de 1950 Weill comenzó a esbozar canciones para una nueva colaboración con Anderson basada en The Adventures of Huckleberry Finn de Mark Twain. Su trabajo se vio interrumpido por un ataque al corazón, falleciendo pocas semanas más tarde, el 3 de abril, un mes después de su cincuenta cumpleaños.
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